Yacen los sueños y se desvanecen
con toda la esperanza entre los brazos.
Una sonrisa esbozo en el silencio
y la luna me mira con todos sus encantos.
Alcanzo a ver la sombra borrosa que se acerca.
Estoy vestida del color del alba,
por si acaso me creéis perdida.
Mañana, tal vez,
en una tarde de septiembre,
entenderé el motivo
que me ata a tu vida y a tus sueños.
Mientras tanto,
la gran ciudad desnuda me arropa con su ruido
entre tantos prodigios milagrosos
pernoctando bajo el cielo.