Ayer me acordé de ti.
Eras olas de pelo suelto
ondeadas
por un viento travieso.
Me acordé de ti.
Eras ojos grandes y redondos,
con el brillo
de universos gemelos emergiendo.
Me acordé de ti.
De tus labios carnosos
y tus blancos dientes,
y de tus besos inocentes;
y de la felicidad
iluminando tu vientre.
Me acordé
que eras sol y eras cometas,
y que antes de ti
no era tan bonita la luna llena.
Me acordé de ti
y recordé
que la felicidad viene
en distintos sabores.
Y la brisa de mi memoria
trajo a mi paladar
tu dejo particular,
y otra vez de ti
me sentí enamorado.
Me acordé de ti
me supiste a primer beso,
primera caricia,
tardes de verano,
caminar de la mano,
primera ilusión
y a un vaho de: ‘la vida es bella’ .
Me acordé
de una sensación,
de una emoción,
de una certeza;
la de haberte encontrado,
la de quererte
por siempre a mi lado.
Ayer me acordé de ti,
y me acordé de mí, contigo.
Y decidí
fracturar mi consciencia:
la parte cuerda
se quedó a escribir este poema,
a vivir el presente y hacia adelante;
la parte desencajada
regresó en el tiempo,
congeló nuestros momentos,
se quedó a vivir allí,
en un ciclo repetitivo e infinito;
el de los días que a tu lado viví.
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Poesía de Alejandro Cárdenas