Aún sin destinatario

Miro con curiosidad cada sombra,
y en cada eco escuchar tu voz quiero.
En cada puente veo un atajo,
en cada sol, un día muerto.

Las luces silenciosas me preguntan:
“¿Por qué te espero?”
Y les respondo: “¿Por qué no hacerlo?”
Mi alma la reservo,
así como tantas palabras.

Tan vivas como muertas,
solo enfatizan que no te tengo,
que en las olas escucho tus gritos secos,
y estoy paralizada, sin poder corresponder tu eco,
esperando.

Sé que también me esperas,
y te reconoceré, alma tuya como mía,
renaciendo en esta nueva vida.

En tus ojos veré mi alma,
y en tu alma ya he dejado mis ojos.
En tus labios han quedado rosas
de mi jardín náufrago.

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Hermosos poema hermoso versos, un gusto grande saludarte querida poetisa.

Tu poema se me antoja como un viaje introspectivo, donde la ausencia y la esperanza se entrelazan en un diálogo eterno.