Atenerme a qué pensar

No consigo atenerme a qué pensar
si creer a propósito me cuesta,
si mi cerebro dirimir detesta
dar a entender su propio malestar.

Será que a veces duele interpretar
lo que el clero mafioso manifiesta,
si lo que reflexiona le indigesta
nada más del insomnio despertar.

Porque mentirse a sí mismo no vale
cuando el ser deshonesto compromete
la propia dignidad de la persona,

si de madre a propósito se sale
porque contra pronóstico se rete
al saber que el mentir no se perdona.

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