Ya no se oyen las voces.
Ya no se oye el lamento
del dulce ruiseñor
en la esquina del viento.
En esta alta arboleda,
los pájaros del miedo
incendian la memoria
de los perdidos sueños.
La tarde se ha escondido
detrás de los espejos,
buscando lejanías
que nos salven del tiempo.
Me encantó este poema.
Genial. Muy bueno todo
Aplausos maestro @Pradoalto , le quedó redondito el atardecer, con la redondez de la perfección. lo aplaudo.
P.D. comparto este fragmento de Lencho Amaro
« El sol se oculta en el atardecer
atardecer, atardecer crepuscular,
matizan la entrada de la noche
y una luna muy bella
comienza a aparecer. »
Con el tiempo algunas cosas se olvidan y nacen otras nuevas. El ruiseñor ha perdido la alegría que le hacía cantar, por culpa de los pájaros del miedo, que le hacen esconderse para poder sobrevivir. Me ha gustado mucho el poema, me parece muy profundo. Un saludo.
Magnífico poema! Esta arboleda encierra mucha hermosura en lo más profundo de su espesura…
Me trajo recuerdos de otros versos tuyos en las riberas del Genil…
Saludos!
Los mejores momentos de estos últimos años han trascurrido en las riberas del Genil. Ahí me encuentro a mí mismo. Muchas gracias por tu comentario. Un saludo.
Muchas gracias. Me alegro que te guste. Un saludo.
El atardecer es la síntesis del día, de la plenitud. Es el momento más espiritual de la jornada. Muchas gracias por tu comentario.
El mundo anímico se muestra en el paisaje íntimo de cada uno. La tarde plasma una sensación indefinible.
Gracias por el comentario. Saludos.
El miedo de que tu mundo, de alguna manera, se disuelva en las vicisitudes de la vida. Ahí hay un refugio, en el atardecer que nos salva de otros cánticos
Much gracias por tu comentario.
Saludos.
Todo un tapiz de melancolía entre tus versos. Muy bello poema.
Muchas gracias por tu comentario. Efectivamente, he querido plasmar el paisaje como un tapiz, Saludos.