Es en aquella
esquina del tiempo,
en la que tú y yo
debimos coincidir. . .
Pero te hiciste
un punto tangencial
que abandonó la curva
de nuestro destino.
Y nos hicimos
asíntotas
mutuamente excluyentes,
algoritmos opuestos
e inteligencias en guerra
en campos de batalla distintos.
Y sé bien
que en algún conjunto inescrutable
de coordenadas del espacio-tiempo,
aún existen
los fotogramas existenciales
donde tú y yo
seríamos felices. . . juntos.
Y sé bien
que nos separan
abismos de años luz
e infinitud
de agujeros negros,
para que tú y yo
podamos arrivar
a esa panacea existencial.
Y sé bien
que te extraño,
y que extraño
esa vida imaginaria
en esas coordenadas imaginarias
Ahhhh tu poema me provoca lágrimas, de una experiencia que pudo ser y no fue, ni ha sido, y tal vez ni será, solo es una posibilidad en la inmensidad de posibilidades de estos tiempos y de todos los tiempos. Me pregunto sería que ella viró por que quiso o por que las circunstancias la obligaron… Yo aquí hilando fino.
Un gran abrazo, y como siempre hermoso poema
Qué interesante, Alejandro, esta exploración poético-matemática de las tensiones que separan en el amor, y de otros posibles caminos imaginarios que nos gustaría haber explorado. Todo para expresar un “te echo de menos”, de un modo bello y sensible…
Casi que no por no haberse concretado ese intenso amor no deja de existir en una geometría distinta de algún universo paralelo…
Sencillamente genial amigo Alejandro.
Abrazo.
Como el infinito aveces se encuentra a solo un centímetro de la yema tus dedos.
Y como un amor imposible define la distancia que hay entre el corazón y la mente.
Bellísimo tu poema Alejandro.
Toda una constelación de intenciones.
Un fuerte abrazo poeta.