En las paredes
las alineaciones
del Madrid y del Atleti,
pugnaban
en un partido invisible,
entre un papel pintado obsoleto
y allí todos juntos,
increíblemente,
nunca estuvieron tan cerca.
La última porra
sin acertar
de la última jornada
lucía entre aquellos azulejos
que lloraban grasa
donde rezaba algún refrán
o aviso de tu obligación
a pagar la consumición.
Y había de todo,
parroquianos apurando
su último momento de felicidad
del día antes de volver a casa.
Padres sin ver,
por obligación,
a sus hijos,
padres que se olvidaron la pensión,
padres inconscientes
jugándose el sueldo
en la máquina.
En la ronda de las cañas
el aperitivo
de la desesperación,
invisiblemente
siempre estaba presente.
En la mesa los más mayores
se jugaban la vida y la honra
en su partida de dominó.
Así eran aquellos bares,
una universidad de la pérdida y la desdicha.
En una tarde,
con este desfiles de vidas rotas,
podías aprender más
de la derrota de la vida,
que en todos los poemas
del viejo Hank.
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Buena radiografía de las cantinas… (Los bares)
Contenido radicado en la verdad, que muchos conocemos.
Abrazos
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