Aquel amor loco

¿A qué lugar nos llevaba
la perversa sensación de aquél amor loco?
Los juegos improvisados donde
proyectamos nuestras carencias
nuestros deseos en la otra
pintando sobre su piel y su sexo
todo aquello que a solas en el pasado imaginamos.
Y el juego se prolongaba vestidas y desnudas
a la sombra de la complicidad de
nuestras miradas.
Ora, bajo un mantel a cuadros, de un restaurante
con menú semanal.
En un probador de grandes almacenes.
A la luz de la luna, junto al malecón del puerto.
Prohibimos tocarnos, para encendernos aún más
jugando a ser fuego que no se apaga
gracias a la mecha de un diálogo que incita
al incendio.
Nos desnudamos, las manos atadas a la espalda
jugamos a ser castas sin serlo.
¡Que manera de despeñarnos la una en la otra!
Bailamos con una manzana sujeta con las frentes
y reímos hasta revolcarnos por el suelo.
Nos agotó la noche, el juego, el orgasmo.
Abrazadas nos contamos sueños obscenos
que alguna vez tuvimos sin saber con quién o cómo
íbamos a tenerlos.
El día se cruzó con nuestros desnudos
abrazados sobre el lecho.
Soñamos, yo no recuerdo mi sueño
recuerdo, eso sí, su sonrisa y el sabor
dulcemente perverso y obsceno
de sus besos.

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Espectacular y muy íntimo, Mabel. Te aplaudo y me pongo en pie! :clap: :clap: :clap: :clap: :heart:

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Muchas gracias querida poeta y amiga

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