Dijiste amarías mis mareas,
así enseñarme con la caricia,
haciendo mal señas, con la pericia,
tus lunas caídas en lo que creas.
Cursaste el tiempo secando lluvias,
tu mano arde como esas brazas;
rompe, quemas, lo que por ti abrazas;
y después clavas, tus miradas turbias.
Contigo venenos, de caramelos;
palabras de hielo, duras espumas;
No fío más miedos, hoy, págamelos.
Y que te informen los más honestos;
aquí me encuentres en las estrofas,
aprendiz de vida, sin tus funestos.
¡Buen soneto, gracias por compartirlo!
Lo dulce y lo amargo
Volátil y eterno
Buen soneto aprendiz de vida !
Buenos días amigo, que gusto volver a leerte, se deja querer tu soneto. Un abrazo grande.
Muchas gracias querido amigo Osvid, me siento muy dichoso y afortunado de tu valiosa visita a mis humildes letras, y de tenerte por acá con tu comentario. Un saludo especial para ti, con mucha admiración y gratitud, por tu tiempo, y por este maravilloso lugar. Abrazo sincero para ti.
Buen poema, uno de estos días voy a regresar a escribir alejandrinos, aprendí bien.
Me enseñó Alejandro.
Incontables gracias Rebk, dulce tú, como dulce tú buen vino, en cada buena palabra tuya.
Pues seguro Adam, y yo lo estaré esperando. Y seguro será muy bueno.
Buen parte del día (o noche), cuando recibas esto, para ti también donde estés, buen amigo Veteig.
Muy bonito. Precioso. Y muy duro.
Muchas veces creemos en la palabra ajena, confiamos en la buena fe y nos frustrados. Pero lo importante es que nosotros sigamos teniendo buena fe
El aprendizaje es de toda la vida.
Vivimos para aprender. Luego aprendemos a vivir.
Bello poema!
Hermoso y profundo!
Saludos, Deisak!