Andy Ruiz, campeón del mundo

“Su amor propio muy profundo . . .”

Entrenar, pelear, muy duro,
pa’ que el triunfo sea seguro
creer mucho en uno mismo,
motiva el deportivismo.

Orgullo echar por delante
para salir bien avante,
levantarse de la lona,
así, la victoria asoma.

El que me la hace la paga
pensó Ruiz, mirada vaga,
incorporándose presto
a la batalla dispuesto.

Lo que era calamidad
se tornó heroicidad,
solo un alma al gym devota
por su actitud da la nota.

El junior puso el ejemplo
de que la mente es el templo
de toda hazaña, en la vida,
cuando se siente perdida.

Un David frente a un Goliat,
la apariencia y la verdad,
no juzgar antes de tiempo
todo hay que llevar con tiento.

El Madison escenario,
se presagiaba calvario,
todo indicaba derrota
que existencia deja rota.

Sin embargo, fue al revés,
mexicano frente a inglés,
el tal Joshua no creía
lo que ahí le sucedía.

Cinco veces se fue al piso,
a sus pies, Andy lo quiso,
que hubiera nuevo campeón
en el box, otro mandón.

De los pesos más pesados,
nomás los hombres osados
logran llegar a la cima
con el cinturón encima.

Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 02 de junio del 2019