Recorro a paso ligero
los andamios
de mis recuerdos
en busca de tu faz
aquellos momentos
importantes para mí.
Tus ojos y los míos,
desconocidos;
tus ojos y los míos,
estupor baldío.
Las manos entrelazadas
con helado, luna y mar
a las tantas de la mañana
jugando a las cartas en una mesa
de una terraza vacía.
El brillo por la luz
de tu pupila y piel morena
con nuestros pasos coordinados
robando besos
al ritmo de la música.
Tú tan centrada
y yo tan distraído
con el ruido de la gente
en un copioso autobús.
Tú viendo una peli,
yo viéndote a ti.
Sentados, perdidos
en medio de Málaga
anocheciendo con cánticos
pensando en la cena
mientras tú tan guapa…
Los andamios de madera
se pudrirán o serán cambiados,
o no sabré de ti,
o no podré recordarlo.
Espero equivocarme
pero mientras tanto
voy a disfrutarlo
a lo grande.