En días de fríos amaneceres
y opacos soles del hado
harapiento de ternuras, postrado
sangro herido y huérfano de placeres,
alienado y acabado
con hambre, con sed y sin mis poderes.
¡Clamo al cielo y sus compuertas me cierra!
mi dolor a solas lloro,
la fiebre de amor con el vino exploro
ajena a la esperanza. a mi alma aterra
-y la paz que tanto imploro -
no vive en ningún rincón de la tierra.
Errante en delirio toco la linde
de espesura en un vergel,
la fuente cristalina de agua y miel
del arroyo murmurador que rinde
tributo al santuario aquel
para que a mi fe la proteja y blinde.
Paraíso de gigante dosel
¡permitid luz en un claro!
para que ella vibre hermosa al amparo
de las voces y odio en un mundo cruel,
comadreado al descaro
y la insana naturaleza infiel.
Algazara de cencerros argüidos
alzados contra el clamor
de la dicha entre la abeja y la flor,
de los perpetuos amores prohibidos
que luchan contra el dolor
y sus recuerdos no se echan a olvidos.
28_11-2020
Edel