Amores imposibles

En tus labios saboreo,

el chicle infinito

con sabor a caramelo,

de dulce bienvenidas.

Me alimenta el alma,

mirar tus ojos claros, color café.

La esencia de aromas frutales,

que tu aliento me deja en el olvido.

Sabor de terra que finaliza.

Lagos de inspiración en mi memoria,

habitan jugando en la primavera,

con el calor de un fuego incendiado;

encendido, apagado, revivido

y finalmente destruido,

mas, nunca, olvidado.

Buenas vibras.

Sentimientos unidos.

Un anillo para las disculpas.

Condena de mentiras.

Ojos apagados.

Descubrir la verdad.

Tristeza infinita.

Decir te quiero, a oídos sordos.

El viento escucha los lamentos.

Mares de lagrimas.

Océanos de llantos.

Soledad condenada.

El aire en la calle,

no es agradable.

Un verano perdido.

Un otoño disecado.

Un invierno de frío helador.

Primavera para las flores.

En aceras desconocidas, bailando.

En coches conocidos, llorando.

Unos labios, que se secaron de pedir.

Súplicas de cariño.

Esquivando el rechazo

del ser o no ser.

Amor sin vuelta de regreso.

Billetes de vuelta olvidados.

Andenes vacíos.

Trenes que se escapan.

La vida se fuga.

Peregrinos de almas muertas.

Cementerios llenos de recuerdos olvidados por el reloj.

El mantel, sin estrenar.

El cielo, sin estrellas.

Luces, apagadas.

Gritos, en silencio.

Llantos mudos, en la cama.

Escuchando los latidos.

Un corazón destrozado.

Una desventura plasmada con tinta seca.

Olvido y evasión.

Revisión de recursos de antaño.

Un café con un libro.

Una cerveza, para los pensamientos de una pena,

que desgarra el alma.

Arrastrando los pies, por aceras que declinan.

Torpes pasos en la senda.

Manantiales de alegrías, son silencios.

Incomoda sensación que no cesa.

Un amor de jóvenes.

Preparados no están.

Se aman de verdad.

Un sabio lo predijo: dos almas unidas para siempre

y separadas por la vida.

Accidente de amor

que no se olvida.

De mayor,

el espacio será inmenso.

El universo, finito.

Puertas abiertas

a cielos cerrados.

Él y Ella, siempre fueron.

Él y Ella, son y serán.

De ancianos,

mirarán su vida,

recordarán lo que fueron

y no pudo ser.

Él, mirando la ventana.

Ella, sentada en su sillón.

Piensan dos almas sobre la vida,

en un pasado fugaz,

separado por el tiempo.

Lagrimas que marcan la impotencia.

Sonríen al verse, sin mirarse.

Ella con una silleta.

Él, a hombros, lleva un niño.

Le dedica una mirada de añoranza

mezclada con Alegría.

Se queda mirando su caminar

lleno de espejismos y abismos.

Última vez que sus vidas

volverán a cruzarse

Llantos en silencio

por lo que fue

y por lo que no pudo ser.

Rabia contenida.

Debilidad angustiosa.

Callados hasta morir,

se amarán dos almas unidas

y separadas en el espacio

con un mismo sentimiento.

Infinitud de reales cuentas.

Nunca sumaron por miedo.

No pensaron.

Restaron fuerzas.

No lucharon.

Se cansaron.

La vida les llevó.

El viento escapó.

El aire huyó.

El fuego,

siempre latente.

El agua,

inerte.

Al morir,

los dos

pensarán, en aquel primer beso,

que les hizo brillar.

Después, cerrarán los ojos

y no se volverán a abrir.

La muerte les alcanzo.

Una vida de desdichas.

Él y Ella,

dos almas unidas

y a la vez distanciadas.

Un retorno

y un volver.

Empezar,

para nunca terminar.

Un final sin abrazos.

Abrigos para el calor

de una mujer que anhela.

Fuego encendido

del triste solitario.

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