Amarte es un poema que escribo con detalles,
detalles que en la vida se dan a una mujer;
de besos en jardines, de abrazos en las calles
o de algo que sostenga la vida por doquier.
No existe un celibato que abstenga al sentimiento
ni sínodo vibrante con toque de virtud:
la dicha está en amarnos, siguiendo el mandamiento,
precepto inmarcesible, divina y gran laúd.
Tampoco niego el credo de amarnos sin medida,
de dar lo que tenemos, tan solo por amor.
Es claro y evidente, razón empedernida,
no hay nada que no sea ni cambie de color.
Entonces, nuestro mundo, del cual somos dos seres
si juzga se equivoca, no tiene autoridad;
mas de algo estoy seguro, dejando los placeres,
amarnos es excelso, prestancia y realidad.
La mente es una fosa; cadáveres e ideas
son cosas que ahí pueblan la dicha de escindir:
no obstante, si el rescoldo respalda las aldeas,
teándrico es el acto, no atiende a un devenir.
Por tanto, es provisorio decir lo que sentimos,
pues nada nos impide luchar, vencer, seguir, …
si amarnos es perjurio, permuta si mentimos
y todo por asirse después de prescindir.
Por eso es que el amarnos se vuelve estratagema,
magosto de detalles, ritual sin presunción.
Amarte es un proceso que escribo en un poema
con tinta del silencio que asume el corazón.
