Escucha el fragor en el horizonte,
¿quién ha bombardeado su refugio?
No hay hombre ni mujer que aguante
la bruma del alma.
Día tras día, noche tras noche,
se pasea por los alrededores la
esperanza.
Dicen que es un espejismo.
La niebla se ha instalado en el pueblo.
¿Acaso hay alguien capaz de ver el cielo?
Es un pesar colectivo, desafiante, dramático.
Hay un arquetipo de amor místico,
casi mágico,
que atrapa, desalienta, emociona;
es un pesar colectivo, desafiante, dramático.
¿Qué busca ese murmullo que anda tras nosotros? ¿Acaso un amor místico?
No, no puede ni debe ser. Ni yo ni nadie debe buscarlo.
¿Acaso a alguien le agrada sufrir dulcemente por amor?
Toda la adrenalina la he rozado con los dedos,
y sus labios me han herido las pieles,
y me han hecho sentir exuberante.
Pero, ¿y luego? ¡No, no, no!
¡Amor místico de nuevo!
¿Cuándo acabará la maldición de Lilith?
¿Cuándo llegará para todos un amor jovial?
He tocado su pelo y me he hundido en él,
he agarrado su éxtasis y me he fundido en su dermis…
Pero, ¿y luego? ¡No, no, no!
¡Amor místico de nuevo!
Y como yo…¡tantos, tantos, tantos!
¿Cuándo acabará esta desdicha?
¿Cuándo tendré un amor jovial?
¿Cuándo profundizaré en otra alma?
La niebla se ha instalado en el pueblo.
¿Acaso hay alguien capaz de ver el cielo?
Es un pesar colectivo, desafiante, dramático.
