Amor, te quiero tanto
tus muertos, mis muertos
nuestro cariño
qué sería de la vida sin tus abrazos.
Los años no pasan en vano
dejan huella en mis sentidos,
pero siempre te busco
y te encuentro en mis sentimientos.
No hay mayor absurdo
que vivir una vida sin tus sentidos,
sin el calor de tu cuerpo
y tus dulces latidos.
Que el crepúsculo, en los arrabales,
sientan la armonía
de las viejas glorias.
Porque en cada una de ellas
está la guitarra que canta alegre
cada estrofa de mis versos.
Amor, te quiero muchísimo
con tus recuerdos y mis historias,
sin soberbia o codicia.
Solo el coraje y la justicia
de la fuerza universal que nos juntó
y que siempre nos amará.
En los tiempos venideros
también seremos nosotros
los primeros y los últimos,
los generosos.
Los que pudieron doblegar
a la muerte con el fulgor de la guerra
de un amor eterno.
Ven, dame la mano,
caminemos despacio
por la arena y la vida.
Seremos eternos
cantando anhelos,
con nuestros muertos en el recuerdo
y nuestra hija hermosa paseando.
© Maquinista Mute, 2024