¡Gracias! —tú siempre tan… ¿galante?, sí, creo que sí, usted es un [aparte de ser un SEÑORAZO poeta] señor galante, tiene ese don de la anfitrionalidad, ese gesto bonito de hacer sentir bien a uno… Usted da placer, tan sólo con la caricia del halago… ¡¡¡No me quiero ni imaginar cómo ha de ser usted en galanteos, cuando quiere llevarse a alguien a la cama y más aún sí ya sabes que es alguien muy especial… alguien que aún no tiene abiertos los poros, esos “ojos” de la piel que, una vez abiertos, te hacen ver el mundo y las cosas de manera distinta—. ¡¡¡Gracias por hacerme sentir bien!!! (y lo más arrecho: sin haberme puesto una mano encima je, je, je Eso, mi querido amigo, habla muy bien de usted).
Poner una sensación corporal —asombro, hastío, el escalofrío-fiébrico en la piel del amago en los goterones de lluvia una tarde de septiembre agostejado, la vaga sensación de un dejá vù— en formato de texto y que eso además, te quede bonito y con cierto esteticismo literario, es el arte de la poesía efímera… ese idea, ese poema que hay que leer antes de que la carcoma —enemiga de las Musas— lo desvanezca.
Yo, como pichón de poeta, me confieso como una mala madre —o mal padre enmadrado en este caso— porque escribo mis bocetos poéticos, los publico y ¡¡Zuas!!, los abandono enrealengándolos al mundo.
No me gusta permanecer mucho tiempo magullando la idea de un poema… Lo mío es escribir un poema y paso al siguiente. Son muy pocos los poemas que memorizo… Soy malísimo leyendo mi propia poesía… Por eso es que admiro a los actores de teatro porque ellos le dan a cada tilde, a cada coma, el peso exacto de la intención que el escritor quiso transmitir.
Hay un poemazo de Andrés Eloy Blanco titulado “Palabreo de la loca Luz Caraballo” o su célebre “Píntame angelitos negros”, daclamado por Jorge Palacios o por Juan Carlos Gardié, ambos actorazos de teatro, y el sólo hecho de escuchar su lectura o el ver los cambios de tonos en la voz y sentir las inflexiones y las pausas mudas… ya es una verdadera delicia.
A Juan Carlos Gardié lo vi recitar “Palabreo de la loca Luz Caraballo” en el programa “Entreversos” (está en YouTube) y ¡Cómo lo disfruté!, porque Garidié cambia los registros de su voz para hacer los diferentes personajes que van apareciendo a lo largo del poema… ¡Ufff…!, ¡¡¡demasiado brutal!!!
Por eso es que dicen que el teatro es esa poesía que se sale del papel, se levanta de guion y frente al público, se pone en acción… ¡Y esa definición es totalmente cierta! La poeticidad en la palabra hablada, en la acción, en los gestos.
Saludos.
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