Me siento en el acantilado
donde el mar rompe sus olas
contemplando ese océano
que mece mis miedos,
con las piernas colgando al vacío
expiro el aire del atardecer,
cierro los ojos
con la pausa del tiempo
y escucho los desgarrados gritos
de las olas empujadas por la furia
de un océano que no perdona,
y oigo los murmullos del viento
que por momentos confunde al tiempo.
Cuando mi mente
ha calmado su enojo
escucho sus suaves murmullos
dialogando con mi alma
hablan de los días de distancia
de las horas de espera
del tiempo que había pasado
demasiado deprisa, como un rayo,
y del que se había perdido
en el bosque del sueño,
hablan se las promesas cumplidas,
de las rotas y de las que se cayeron
como loas hojas de otoño.
Entonces recuerdo
que el alma tiene su tiempo
y que yo no he perdido nada
que todo lo que siento
duerme en los anillos
de mi corazón
que sigue latiendo.
Pippo Bunorrotri 08/05/25