Justo ahí. Precioso, María, precioso!
Así es, somos seres oscilantes que nos cansamos de todo.Es la condición humana,supongo.
Yo también soy más de gotas de rocío que de tormentas,pero a veces estas llegan solas,sin buscarlas.
Un poema fresco y relajante,muy oportuno para estos días de agosto con tormentas.
Saludos María.
Gracias, Ludico!
Comparto este pensamiento…
Un abrazo.
Muchas gracias, Varimar. Muchas veces lo tempestuoso tira de nosotros y mucho…
Un abrazo fuerte!
Y otro grande para ti, amiga querida.
La esencia de la vida está muy cerca y no la sabemos ver.
Gracias mil por pasarte por aquí, Carmen! Me alegras el día!
Gracias, Gali! Un beso!
Muy sabia María, precioso mensaje a través de unos versos suaves. Saludosss
Una maravilla, María!!
Besines y
Si, las dos sabemos de voz baja…
Gracias, mi Tali!
Gracias, mi Magda! Buena semana!
Es verdad, a veces esas tormentas te atropellan y te cogen desprevenido, son las peores…
Gracias, amigo! Que tengas una buena semana!
Gracias, Josele! Siempre hay que mirar al lado buscando esas esencias escondidas, si vamos demasiado lejos corremos el peligro de no encontrarlas…
Abrazo enorme!
Gracias, mi Martu. Buscando esas esencias pequeñas…
Hermoso tu decir, que se lee en voz baja, como una dulce oración, querida María.
“Y es que, a veces, de la vida…
preferimos los fuertes
y ruidosos aguaceros,
las tormentas furiosas,
destructivas.”
Muchas gracias, Lucía! Un placer tus visitas, querida!
Muy cierto, en lo simple está la verdadera belleza de la vida. Muy hermoso querida María.
Gracias, Sin! Y no queremos verlo…
Besitos fuertes, amiga!
Qué sencillez y qué hermosura.
Enhorabuena.
Muy agradecida, Artemisa.
Saludos!