Lloran los abedules bajo tu enagua
el terciopelo de tus piernas se enciende
por esa senda voy reptando y canta
un mirlo que en el corazón florece.
Un cántaro que huele a noche fresca
montañas de tu cuerpo emergen
y en las cenizas de mis años se mecen
los deseos rotos de los que adolecen.
Amar es navegar el fuego húmedo
buscando un horizonte trashumante
es soltar pájaros vencidos en el viento
con la esperanza vana de encontrarte.
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