En la oscuridad de la boca de un gramófono escucho la voz de un asesino.
¡Grita, grita grita…!
Piel blanca y sangre fría sobre una boca sin palabras.
¡Grita, grita, grita…!
Tres hombres con bombín
y ojos de halcón escupen aullidos.
¡Grita, grita, grita…!
El viento encarnado levanta hormigas
con hambre de pupilas.
¡Grita grita grita…!
Saliva de arena con serpiente de papel.
¡Grita grita grita…!
Dos hombres con tormentas
en los bolsillos salpican agonías
¡Grita grita grita…!
Al fin, oigo tus gritos
y mi aliento de asfalto te alcanza
y el fluido alquitrán de mis lágrimas
te bañan y te vuelven
a un mundo sin mundo.