¡Alehop! (1ª parte)

No sé qué hacer, quiero escribir este relato como carta de despedida, pero dudo. ¡Es tanta la tensión! ¡No puedo más! Mi vida se ha convertido en un infierno. El puente al que me asomo me enfrenta cada mes con el vacío abisal de mi no-existencia, me llama y rechaza al mismo tiempo.
*
Pensaba dejarlo todo; mi vida era una tortura, ya no la podía soportar. Él siempre me seguía en el gimnasio, en el voluntariado en el que coincidíamos, en la calle, por todas partes. Cuando no era física, era psicológicamente. Siempre estaba ahí, me hacía la vida imposible a base de mofas, amenazas, propagación de falsos rumores y desaires, incluso me apartaba del resto de los voluntarios con los que trabajábamos.
Le conocí un día en el trabajo. Congeniamos e incluso nos hicimos socios del mismo polideportivo. Era una persona de trato agradable, siempre con los auriculares puestos o colgados de la oreja. Todo el mundo hablaba bien de él, de su calidad humana, de su profesionalidad. Todo él era afabilidad y disciplina. Una disciplina enfermiza de la que fui víctima; para cuando me di cuenta ya fue demasiado tarde.
Hubo un tiempo en el que me creía libre cerca de él. Me hizo creer importante a su lado. Falsa ilusión. Su comportamiento era sutil en extremo, ni yo era consciente. Me manipuló de tal manera que llegué a dudar de mi propia percepción. Yo, sin saberlo, me convertí en su presa. Me apremiaba en el trabajo de forma insistente con múltiples requerimientos. Tuve la esperanza de que se olvidara de mí en cuanto dejé el trabajo, pero no fue así. Seguía presente, aunque no de manera física. Sus torturas psicológicas durante el tiempo en que trabajamos juntos y coincidimos en el polideportivo me habían marcado y encadenado a él. Siempre me ridiculizaba cuando estábamos solos, aunque en público hablara bien de mí. Hubo una época en la que incluso llegó a pegarme con la toalla en el vestuario; «así no quedan marcas», solía decirme con una carcajada; además, me amenazaba si se lo contaba a alguien. Su abuso de poder solo yo lo podía percibir, nadie más y de ello se aprovechaba: «Tu seguirás conmigo hasta que yo te lo diga, ¿entendido?»

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Importante temática abordada José Luis;
Muy buen comienzo muy natural en su desarrollo.
Ojalá mas mujeres, como la del personaje de ¡Alehop!,se atreviesen a dar avisos,alertas ante manipulaciones maltratos… y sobre todo ojalá fuesen tomadas en serio en la dimensión que corresponde.
Aplausos y gracias por compartir.Aguardo la segunda parte!
Un saludo.

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Ufff… José Luis, qué intrigante está esto
un tanto escalofriante también, parece una relación muy tóxica con alguien narcisista
ya veremos que nos va develando el resto de tu relato que ya me ha dejado motivado a seguirlo

un abrazo mi estimado !

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Gracias, siguiendo la estela que iniciaste con los relatos por capítulos. Seguimos…

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Jeje :joy:… Muy bien va este

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Aquí la tienes: ¡Alehop! (2ª parte)

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Aquí lo tienes: ¡Alehop! (2ª parte)

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Gracias por el enlace José Luis

(gracias @osvid)

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