Alcayata

Alcayata es una bella muchacha,
hija de un martillo y una flor.
Se desnuda por las mañanas
y se viste por la noche para dormir.
Ella sueña que está viva,
pero el día no le sabe dar razón.
Enamorada está de un tornillo perdido
y una gota de aceite acosa su alma,
que gira y gira hasta el atardecer.
Alcayata quiere ignorar que la vida
golpea con fuerza en medio del gozo
y que el reposo es estar quieta
bajo la sombra de una inquietud,
pero su cabeza no pierde la esperanza
de hallar la forma exacta de ser.
Mañana habrá una fiesta de ruidos
y golpes de metal por doquier;
la puerta tendrá cien bisagras,
el piso clavos doblados en espera.
En el techo bailarán las estrellas
hechas de brillantes alambres,
y en las paredes pintura rota.
Solo una cosa quiere Alcayata,
que pueda hallar la cordura su tornillo
y con ella, en un rincón, envejecer,
como lo hacen las piedras, los ladrillos,
los sonidos plenos de la eternidad.

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De tu mirada a un objeto sencillo sacas un excelente poema. Saludos.