“Por el éxito logrado . . .”
Se jubila, satisfecho,
por todo el bien que ha hecho
forjando seres humanos
estudiosos, nobles, sanos.
Tras sus lentos pasos, lerdos,
quedan atrás los recuerdos
en las paredes del aula,
del conocimiento jaula.
La escuela, su fiel colegio,
vio enseñar al hombre regio,
tenaz, ferviente lector,
como ninguno instructor.
Orientador pertinaz,
presto se brindó de más
sin envidias, sin recelos,
curtidísimo en desvelos.
Guardián de la rectitud,
de la mejor actitud,
las que tiene un Profesor,
un Maestro, un soñador.
Pero, que al fin concretiza,
en el pizarrón con tiza,
preparando a sus alumnos
para que sigan los rumbos.
Del camino bien trazado,
del éxito, asaz, logrado,
ya que, contuvo capaz
a la ignorancia falaz.
Sin saber de los plantones,
ni de huelgas, pues, sus dones
solo transitan la marcha
de la educación sin mancha.
La incultura se repara,
los libros, mágica vara,
bello el arte de ilustrar,
letras, ciencia, cultivar.
Fue docente siempre serio,
joya real del Magisterio,
ejemplar, comprometido,
su vocación ha cumplido.
Hoy, se va con el orgullo,
los ¡vivas!, fuerte barullo
de gentiles escolares
que le pondrán sus altares.
Se retira, satisfecho,
porque se entregó, de hecho,
a su leal apostolado
dejando todo de lado.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a . . .
Dedicado al insigne, Sr. Profesor, Don Arturo Vara Bello