Nadie ser maltratado se merece
y menos que le amarguen la existencia,
porque al vivir según su propia esencia
mejor felicidad nadie le ofrece.
Quien sabe si de mal fario carece
que a disgusto al nacer sin referencia ,
pareciendo juicioso en su inocencia
presumir de santón no le apetece.
Pues cantidad de veces indefenso
se habrá, ante el día a día, resentido,
sin obtener valor de sus avales
por mantener sus dones en suspenso,
aunque cauto a propósito habrá sido
en prevención de otros supuestos males.