Al mirarte por mirarte
veía que veía
tu sonrisa radiante,
y me di cuenta
que mi pecho era un tambor
de sentimientos
y que tus ojos
iluminaban mi alma
donde anhelaba perderme.
Al mirarte por mirarte
veía que veía
tu mirada sonrosarse,
y unos labios rojos
emitiendo una dulce voz,
el eco de una bella melodía,
y que tus mejillas
con tez de porcelana
querían ser rozadas
por los suaves pétalos
de una flor primaveral.
Al mirarte por mirarte
veía que veía
tus largos cabellos
danzar con el viento
como los pastizales
de una fresca alborada
y la brisa cálida del este
acariciando tu piel de seda.
Al mirarte por mirarte,
veía que veía
la aurora reflejada en tus ojos,
el sol brillando en tu sonrisa,
y la luna susurrando secretos
en tus suspiros.
Al mirarte por mirarte,
veía que veía
un universo nuevo,
una dimensión de sensaciones,
donde el tiempo se detenía
y solo existíamos tú y yo.
Al mirarte por mirarte,
veía que veía
que el amor es un paisaje infinito
que se despliega ante nosotros,
y en cada mirada
se esconden todos los versos,
todas las palabras que no hacen falta,
porque nuestros ojos
ya han dicho todo.
Al mirarte por mirarte,
veía que veía
que tú eres la poesía,
la melodía que resuena en mi corazón,
y cada mirada tuya
es una estrofa que se tatúa
en el alma de mi ser.
Al mirarte por mirarte,
veía que veía
que el amor es arte,
y en tus ojos encuentro mi lienzo,
donde puedo plasmar
los colores más intensos,
las emociones más profundas.
Así que seguiré mirándote por mirarte,
descubriendo en cada mirada
la magia de este amor encendido,
y dejando que mi pluma
se funda en los versos
que nacen de tus ojos.