Humedad vierte el provecto lagrimar,
no las provoca el humano dolor
es la tenue llama de la vela,
de sutiles destellos,
(que en intermitentes estertores)
extingue su resplandor.
Reptan los pasos, pesan los años,
trémulo el corazón, ralentiza sus latidos
abocado a su ocaso sin rencores huraños
y cuando languidece el horizonte
la impotencia es la fuente
de los anhelos perdidos.
Solo los recuerdos imperecederos:
versos de alas blancas y aromas de jazmín
de amores con la fuerza del torrente
asomados al nimbo que moja el alero
gratifican el tiempo vivido
y engalanan de colores la tarde.
La alegría siempre inclinó la balanza,
no quiero hablar de las penas,
un haz de expectativas doblan mi espalda
sin arrepentimientos ni condenas
y al mirar hacia atrás, repetiría el camino
con las mismas ganas y las mismas esperanzas.
Grandes reflexiones sobre el camino caminado [el largo camino andado ].
Y ese peso, esas toneladas de masa temporal [con todo el peso de todos los tiempos vividos] sobre los hombros cansados.
Tremendo poema, de mucho impacto !
Vivir una vida así, una que cuando te acercas al final del trayecto, uno sin caducidad totalmente conocida, pero ampliamente imaginada… una vida así, que merezca repetirse, con todos sus aciertos y desaciertos…
Hermosas reflexiones las que haces! Muy profundo y bello tu poema, amigo.
Yo me identifico con este remate final…repetiría el camino sin dudarlo, prevalecen, sobre todo, las cosas buenas.
Abrazo enorme, amigo!
He relído el poema amigo @vateignoto y no sé por qué me he quedado como abrazando las “penas”. Como sopesando sus elementos, atraído por no sé qué misterioso electrón. Encuentro allí un magnetismo tan igual como la alegría.
Porque todo lo que somos lo hemos conseguido gracias a todo aquello que nos ocurrió. Todo nos ha traído hasta este instante. Magnífico poema, muy profundo. Felicidades en este nuevo año. Saludos cordiales.