Agonía en el huerto

Ronco sonó el rumor junto al olivo.
Fue sólo un ¡ay!, el eco de un lamento:
el quejido del “” que en un momento
anudó tu querer al del Dios vivo.
Sangre y sudor, goteo del tormento,
regueros de una angustia que yo avivo
rendido a un dormitar tibio y esquivo,
que acuna con desdén tu asentimiento.
¡Oh noche de abandono y desabrigo,
bañada por la espesa flojedad
del querer sin querer con que te sigo!
Más te ahoga, Jesús, mi frialdad
que el rondarte la muerte y el castigo…
Que al fin, despierto, te escuche…: ─¡Orad!

Referencia al Evangelio:
“Salió Jesús y fue como de costumbre al monte de los Olivos. Le siguieron también sus discípulos. Llegado al lugar, les dijo: -‘Orad para no caer en tentación’. Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra y puesto de rodillas, oraba, diciendo: -‘Padre, si quieres aparta de mi este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya’. Se le apareció un ángel del cielo que le confortaba. Y entrando en agonía oraba con más intensidad. Y le vino como un sudor de gotas de sangre que caían hasta el suelo. Cuando se levantó de la oración y llegó hasta los discípulos, los encontró adormilados por la tristeza. Y les dijo: -’¿Por qué dormís? Levantaos y orad para no caer en tentación”. (Lc. 22, 39-46)

Agonía en el huerto
Detalle de “El mural de la Pasión”. Óleo sobre tabla. Nieves Luengo. 2009

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Muy buen tema!

Me alegra verte de nuevo por aquí con este hermoso soneto. :rose:
Saludos, Jean!

Muy bueno. Gracias por tu poema. Saludos

Muchas gracias, Amalia. Es el primero de una serie de sonetos centrados en la Pasión de Cristo que compuse hace unos años. Ahora que ha empezado la Cuaresma puede ser buen momento para compartirlos.

Gracias, María. La vida a veces no te deja espacio para escribir…

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Gracias a ti, Varimar, por tu visita y comentario.

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