Adiós

Fue un adiós perseguido,

su cara de muñeca dolorida

no se reflejará en mi espejo

y sus pociones no ocuparan espacio

en mis armarios vacíos.

Fue un adiós consensuado,

mientras la cocina se ahogaba

y las virutas de tabaco

se alejaban con lágrimas en los ojos.

Fue el adiós más duro,

prolongado por el temor

a que en sus manos,

los callos de la desilusión

me produjeran heridas.

Fue un adiós silencioso,

como una gota horadando a una roca,

como un designio,

como una sucesión de ocasos.

Fue un adiós comprometido,

sincero,

mientras aullaba la lavadora,

y nosotros tan solo

ansiábamos recuperar el sueño.

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Un poema que captura la tristeza de un adiós que, aunque inevitable, se siente prolongado y profundo.

Es palpable entre tus versos como la cotidianidad se mezcla con la desilusión en una forma honesta y emotiva.

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No se que decir, tan solo darte las gracias.

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