Todavía se esconden en mi memoria las canciones
que acompañaban una mañana cualquiera en Madrid.
Resuenan tus pasos a hurtadillas en un gesto de amor
hacia la cama un día de diciembre.
Recuento de memoria las calles de la ciudad
más corriente y bonita solo porque tú me guiabas.
Recorre el cosquilleo de los nervios con cada llegada
y el olor a café recién hecho.