Acaso sobran algunos gestos,
máscaras que se disuelven en ácido,
santorales indecibles y anacrónicos
en añejos formularios,
para que la vida se cumpla
en toda su certidumbre,
con sus claroscuros deslumbrantes,
el precipicio y el gozo de lo que es real,
y el milagro de la tristeza en una tarde,
interminable,
y que vive en otra secuencia del olvido.
Yo he borrado la cartografía de las lágrimas
en el espejo de otras voces,
de otras latitudes;
devorando, en la tiniebla,
los viejos fantasmas
que han confundido fechas, anécdotas,
aquella despedida en una mañana soleada,
bajo las acacias,
que ya no tiene realidad.
Del otro lado de la lluvia,
de su música íntima y dulce,
el recuerdo de lo que fui me salva
de esta angustia,
de este rito de muerte y desengaño.
¡Caramba don Prado! Tremendo trabajo,ha llenado el espacio de imágenes impactantes, la ha dado a la tristeza carácter de milagro, ha descrito las gestualidades de una máscara.
Yo le Aplaudo con el corazón acelerado.