Todavía me abruma el silencio
de sus ojos cansados,
férreos como la palabra de un profeta.
No es verdad que la poesía
se haga flor en sus manos,
aunque su fragancia la envuelva
en inmortales aromas.
Me abruma el sopor
de aquellos que aguardan las alarmas
para continuar enhebrando
un día con otro.
De aquellos que imitan a los dioses
en esa estúpida tarea
de juzgar cada acto
mientras sus persianas siguen bajadas
y sus máscaras, acartonadas,
se pudren bajo su hipocresía.
También me abruma la bruma
de la ignorancia
que persevera en su intento
por atravesar mis murallas,
como un ejército de idiotas
obcecado y envidioso.
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Da para bastantes interpretaciones, amigo!
Buen poema que hace reflexionar sobre la actualidad brumosa que tenemos ahora…
Abrazos, Josele! 
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Muchas gracias María, he estado un tiempo ausente pero echaba de menos tus comentarios. “Actualidad brumosa”…tu lo has dicho. Besos y abrazos.
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Muchas gracias amiga por esas palabras, animan a seguir escribiendo.
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