A veces,
lo que te callas
se queda
en la pausa del silencio
como un iceberg
en un mar que se mueve
con la intención del viento.
En esa pausa se quedan
tus preguntas
y las respuestas
que no tienes.
En el ayer desconocido
tus mudas palabras
libran la batalla
de un futuro incierto
que te mira
queriendo decirte algo
que se callan.
A veces,
lo que te callas
vuelve,
para mostrarte
esa realidad que reniegas
convirtiéndote
en esa lluvia que no cesa
y moja las respuestas
que te negabas.
En tus versos cobra vida la idea de las palabras no dichas que se esconden en el silencio y se convierten en un peso invisible. Las preguntas sin respuesta y el misterio del futuro se entrelazan en una lluvia persistente de reflexión.