A veces, la palabra es junco verde,
que se inclina con el viento.
Flexible y elástico,
se cimbrea y titubea
dibujando su sombra
en los círculos concéntricos
de un poema que se expande
ondulando el agua
en una agria y líquida mudez
que se atraviesa
y se clava en la garganta.
Un junco verde
tan fino y tan agudo
que hiere
el sucinto renglón de esta tarde
de infinitos,
de puntos suspensivos
y de pausas inmutables.
(Y así,
no se puede escribir).
Se ahoga mi palabra entre los juncos verdes… y una bruma amarilla… se bebe los silencios del agua.
Muy bonito María. Me gusta la sencillez de este poema. Y la imagen principal que lo vértebra, la palabra como junco verde rodeado de agua. Un buen hallazgo. Enhorabuena
Bellísima metáfora de la palabra y todos sus significantes y significados que se distribuyen por el sentir del alma, es infinita su interpretación, que tu palabra siga brotando con delicadeza y profundidad, amiga!!!
Si, es cierto las palabras se retuercen, a veces del dolor ( en mi caso de la risa), y así no se puede escribir con fundamento, entonces toca construir germinaderos alineados con la energía solar. Tu llevas las palabras germinadas en el alma y el sol penetra en ella para que no se doblen. —Aplausos.
.
Todas las gracias a ti, querida Mari. Bien sabes que mis comentarios siempre se quedarán cortos, porque eres merecedora de mucho más. No sabes cuánto me gusta leerte.
Reciproco tus abrazos multiplicados.