He sostenido lo pesado
caminando ligero,
pero la balanza
vuelve a funcionar.
Vuelvo a escribir
para cantar con voz entrecortada
y amar con el corazón perdido.
Generando lo que no se envía.
El tornado que traté de apaciguar, vuelve.
Y a la vez no lo hace.
Se va.
Escapa de la realidad,
porque ya no le pertenece,
ni la pertinencia de ser
ni la locura de volver a vivir.
Y ahora que el raciocinio
me lleva a la conclusión,
antes objeto de mi huida;
la sobrevivencia me llama,
y yo dudo.
Así que el mundo se torna tan ligero
como lo era antes,
cuando mi realidad era tan “normal”
y la locura no era vivir,
la locura era pensar en:
¿Qué podría apagar mi sonrisa?
La balanza ha vuelto a funcionar,
y esta vez, me hundo.