A palabras necias oídos sordos

Dice el refrán, palabras de algún necio
no suben a los cielos, si lo hubiera,
porque justo cargadas de desprecio
puesto que a todo quisque desespera.

Pues bastaría que ofender se quiera
para inventarse falsas confesiones
si sacando carbón de la chistera
cuidado hay que tener con los bribones.

Quién sabe si malignas intenciones
controlan la razón del ser humano,
que al vecino le pisan los talones
aunque resulte la tarea en vano.

Ojalá nadie encuentre su acomodo
amasando palabras con el lodo.

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