A orillas del Tormes duermen las ánimas,
en los chopos teje el viento
sonetos y redondillas.
Salamanca está viva:
borda sueños oscuros, siglos de piedra,
guarda lágrimas
y cristales transparentes,
calles a las que nadie ha dedicado una palabra;
el aire trae recuerdos
de pasados amores,
arranca lágrimas la pasión de otros tiempos,
conmueve el eco de las campanas
del convento de las Úrsulas.
Es tarde para soñar de nuevo,
las cosas mueren, la gente olvida.
No se porqué hay ciudades que tienen memoria propia y sin embargo parecieran olvidadas. Salamanca, ciudad culta donde las haya, llena de cultura y de juventud durante el curso académico, luego queda expuesta a los rigores del sol y al paseo de los mayores. La has poetizado francamente bien. Un gran poema, como siempre. Un saludo.
Hermoso poema a esa ciudad que tanto me gusta…se nota que la viviste.
Me encantó tu poema, le sacaste la esencia a esta vieja ciudad y el Tormes abrazándola…
Abrazos!
Precioso poema. Yo nací a orillas del Tormes, pero en la provincia de Ávila (El Barco de Ávila), viví durante un tiempo en Salamanca, ciudad que adoro. El Tormes me toca muy de cerca, fue el río de mis baños veraniegos y lo sigue siendo.