Va Leónidas bella y fuerte
debajo de las seis y pico de la mañana.
Con el sueño despabilado va paciente.
Arrea las reses, sueña en el trueque
que dará alimento a sus hijos.
Tras de ella - oculto en el pincel -,
aparece Daniel, primer y único hijo varón
de uno de los amores más esquivos y pasionales que tuvo,
un niño ahora en el paisaje de nueve años
jalando las leñas atados a un manojo.
Un siglo después, un nieto suyo recordándole,
lleno de cariño y profundo suspiro
entre el oxígeno de un café y los aromas del lienzo
P.D. 1:Minutos después de ver la Pintura “Una campesina con vacas en un paisaje” de Paul Gauguin, 1885. Galería de Google
P.D. 2: Leónidas fue mi abuela paterna. Daniel fue mi padre. Ambos son en mí.
Un reflejo de Daniel, busca similitud en mi alma de infante, presiento que representamos el mismo papel en una obra montada,en tiempos y geografías distintas, Leónidas quizás sea la versión peruana de Temístocles, quien me dió la luz un enero de 1964. Sentí que este poema me alude y yo me identifico con él en primera instancia, y en segundas instancias: Lo Aplaudo.
Siempre emotivos tus poemas, amigo!
Precioso recuerdo familiar en esa hermosa percepción e interpretación del cuadro de Gauguin.
Un abrazo fuerte, Carlo.
¡Gran amigo!
Generoso. Poder saludarte. Poder compartir.
Con mi mirada, hacia arriba, ahora frente mío una pared beis, pero de mil colores en mi retina, te abrazo. Con ese sonido fraterno que me llena el oído cuando pronuncio: “Domingo Martínez”.
¡Amigo! Jesús Duque Mendoza. Es gratísimo - ¡siempre! - recibir un comentario suyo. Es esa palmadita, necesaria, a cualquier hora del día, que te saluda, que te mira. Siento tu mano.
Gracias @JDuque
María Prieto, es muy bonito poder saludarnos a través de esta maravilla de plataforma. Admiro tu letra, que me permite a caso conocerte un poco.
Un abrazo desde mi Lima
Cuando el recuerdo brota admirando un lienzo, y la imaginación hace lo suyo; el alma nos habla en forma de poema.
El tuyo.
Me encantó leerte Carlo.
Un abrazo.
Qué bella creación, le das vida a este cuadro, a esa pintura, con la vida que vivieron tus seres queridos, tus ancestros, vida que vive en ti, semilla que ha quedado en tu ser.
Ufff… Me ha llegado muy adentro, Carlo.
De una imagen, de un sentimiento, de un recuerdo apenas perceptible, pero grabado a fuego, nace el poema.
Te aplaudo