Me voy de ti, como me voy de todo. Las sonrisas que escucho en ese bar de la esquina, el tango que cantaba algún imitador de Gardel, o el titiritero de circo de semáforo. Me voy de ti, así como se va el loco que busca la cerilla en algún cenicero del olvido; la tortuga que camina despacio y se refugia del calor en algún hueco del alma o el perro que me mira, queriendo adivinar si es que estoy triste. Y en la ventana, tú, buscando una golondrina que no sabe volar y que no llora.
Me voy de ti, como se van las horas. Buscando las cenizas de un año que termina, en algún tren desvencijado; con un equipaje pequeño, intentando llegar a una estación cualquiera, a esa hora punta. A las seis menos seis, en noche de luna llena.