A la medianoche y media… la luna llena levantada, tropieza y se gibosa de una lenta menguitud, hasta cuantomenguantarse, íngrima y segura, en el conticinio gélido de una madrugada imposible… la piel tirita.
Esta fase arisca se desnocha y trata de endiurnarse como la nubación de una nata celeste, englauquecida hacia el matutino predio del Sol —jardín de la mañana— hasta morir, toda insolada y resplandecida de puro encandilamiento en el “urno” del horizonte… justo al mediodiärse.-
Chane Garcia.
@ChaneGarcia.
…