(Revisada)
Me has bordado cada runa
con tus besos en mis labios,
y con tu piel de ternura
en mi invierno helado y largo.
Emergieron nuestras dudas
por azar mal encauzado,
versos tristes de amargura
que imploran al tiempo errado.
Crueldades de oscuros ríos,
insistencias de la lluvia,
nos flagelan los desvíos
de pasiones en penumbra.
Senderos del sino fallan,
ritual de muerte danzando;
desborda canal del alma
por cauce no transitado.
Ensangrentada la tarde
cambia el añil en brasas
sobre un amor que aun arde.
Ningún aguacero mata.

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