A Garcilaso

A la orilla del Tajo
busco el lamento,
enrobinada mi falcata
deslucido mí lápiz.
A la orilla del Tajo
ansío una egloga,
si risa irritable
su fumar compulsivo.
A la orilla del Tajo
remojo mis agravios,
después de la tormenta
del rayo que no cesa.
A la orilla del Tajo
saboreo la derrota,
escuchando a Mahler
leyendo a Garcilaso

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