Tengo una náusea en el corazón
alerta
y sin latido,
un cardenal en el pecho
tatuado con pétalos
y margaritas a los lados,
la reconocí en la nada
de un libro;
y en su sitio,
entre los objetos y el mío,
encontré un espacio íntimo
de vinilos y hojas en blanco
recostada en los años
que vinieron,
dentro,
justo detrás de ellos;
y habita en el tiempo
de un cuerpo
amoratado en gestos negros
y fondo amarillo.
En el final de “Smells Like Teen Spirit” de Nirvana.