Temor
hay
cuando salgo
¡Ay!
temor, temor
que va en el brillo de mis tabas
porque
murió una mujer
asesinada
ayer
hoy asesinada
con tantos testigos sordos
cómo enceguece este temor
Tres, uno, cuatro, uno
dos feminicidios por día
y entonces
fuerte
abrazo
al sol, mis letras, un libro
y me aferro
Miro al cielo, rezo
pido
Dios mío: a mi madre
a mi esposa
cuídala
cuídalas
a las mujeres del mundo
cuídalas
Pido
que en el camino brille
el amor, camine el amor
Que la providencia escuche su ruego, amigo poeta, y que de su oración nascan himnos y cantos; es nuestro deber proteger a las mujeres en ciudades y en los campos. —un minuto de silencio por las féminas muertas.
Muchos, muchos testigos sordos contemplado el gran reguero de mujeres asesinadas.
Y muchos, muchos brazos cruzados de quienes pueden hacer y no hacen nada, tan sólo pésames vacíos que ni siquiera consuelan.
Agradezco tu concienciado grito a esta barbarie.
Un saludo cordial Carlomagno.