Me tiene la Luna lleno de manchas.
Con los pies bañados en barro
yendo de playa en playa.
Me tiene la Luna
y soy un siervo del tiempo
más oscuro.
Amarse es el castigo
de la mirada,
y los regalos,
como los dolores,
yo los pago con el alma.
Me entrego desnudo
a lo que sea que me den
y me devuelven pinceladas
de lo que imaginaba de mi cuerpo.
Por eso es que pago
y creo que no pierdo
mientras ceno apenado
las pieles de mi intelecto.
¡Ay si mi aquejo
fuera escrito en mármol!
Las noches que transito
las vería hasta un muerto.
Así es que tallo piedras
para ojos que no
me pueden ver.
Para el pinar rubio
de delgada osadía,
de ojos pardos
y aura de atardecer.