Mi alma explota
en un cuerpo que expira,
frustrado con dolor
que no se esfuma.
Quiero arrancarme de tajo
el tiempo que se detiene
en sufrimiento.
Dónde estás
atardecer que florea en el horizonte,
guirnalda que grita
el perfume de la salvación.
No me abandones
te lo ruego,
regálame una lágrima silenciosa
que se escape involuntaria
de mi propia negación.
Adelante,
déjame suspirar
hasta que el aire
suprima la nostalgia.
Que se acaban las plegarias
de una pregunta sin reposo,
detente,
no consigo contar los segundos.
Se escapan sin mí
cada uno de ellos,
hasta el estruendo y la mentira
hasta el galope y la locura.
No quiero ser comida de buitres,
oler el polvo de una mirada
que juzga.
Déjame latir
con el corazón contento,
amando los despojos
que despiertan después.
Que el viento cuente
las tragedias humanas,
no alcanzará el manto celeste
para encontrar a Dios.
No detengas la esperanza
quiero ver tu rostro,
ojos que proyectan
la intensidad del universo.
Pensaré
que tienes todo para mí,
primavera en un corazón
que no se contiene.
Deten la mirada,
ojos que respiran el momento
de la propia soledad.
Que no amanezca
en cualquier mañana marchita,
que huya el colapso,
necesito descansar la historia
con su ciclo interminable.
Entonces
solo entonces,
hasta ahí seré feliz.
Maquinista Mute.
Photographize.
