Aún juega, sin avergonzarse, con nosotras, sus muñecas. De hecho, está orgulloso y presume del tipo de relación que tenemos. Eso sí, nos tiene clasificadas por orden de preferencia: La geisha es la número uno, la muda es la dos, la ciega la tres y así hasta llegar a mí, que soy la última de la lista. Dice que es porque me quejo mucho, siempre le llevo la contraria y le recuerdo demasiado a su madre. Cualquier día se casa con la geisha y le sacan en televisión. Ya me veo de madrina porque su madre no podrá; la tiene guardada tras la pared que oculta la vitrina.
Me cautiva como mezclas con sutileza el juego infantil con una oscura complejidad psicológica.
La clasificación de las muñecas y la relación con la madre añaden capas perturbadoras, no digamos el misterio que encierra el significado de tener a la madre tras una pared (sus cenizas quizás, o algo más siniestro).
Wow, qué belleza!!!
Me encanta la clasificación de las muñecas, cada una con sus características particulares. Hay un fondo psicológico y reflexivo detrás de este magnífico relato que nos deja en pensando. Siempre encantada de leerte, querida Galilea. Abrazos cariñosos.
Me pareció muy original e inquietante con esas muñecas protagonistas…me recordó a una película, “Las muñecas” que vi hace tiempo.
Me gustan tus “experimentos” con la escritura, son fantásticos!
ES una oscura complejidad psicológica. Y empieza a coexistir en nuestra sociedad como si fuera una opción… ¿curiosa?
No es la primera vez que salen casos de personas que dicen… casarse con un muñeco, con un árbol o con su perro. Rehuir de relaciones entre humanos por ser incapaces de asumir, con respeto, que la otra persona no tiene porqué ser una prolongación propia que complazca todos nuestros deseos. Como dice el relato… una geisha a nuestro servicio… una muda que no cuestione, una ciega que acepte sin ver ni saber…
Mentes enfermas…
La relación con la madre, tal vez fue el origen o a saber, pero lo solucionó sin ningún remordimiento.
Muchísimas gracias por leerme, Alejandro.
Besicos.
Muchísimas gracias, María. Me alegra que te guste.
La película que me dices no la conozco.
En la respuesta a Alejandro explico la intención del relato.
Besicos.
Oh wow, espectacular, ciertamente da para mucho tu relato, con todo ese trasfondo que comentas. Ciertamente nuestra sociedad se dirige a un futuro (cercano) tan distópico que ni los escritores de SciFi del pasado pudieron imaginarlo así, o sí. Impactantante de nuevo. Un saludo poetisa.
Un discurso “freudiano” (tras el cristal de vitrina); en estos tiempo es posible convivir con una muñeca de hule para satisfacer ciertas necesidades, desde el punto de vista económico, pareciera a simple vista una alternativa barata, faltaría evaluar las consecuencias a corto plazo; se me ocurre que en esas relaciones preferenciales el sujeto tiene síntomas necrófilos. Aplausos @Galilea .
Cierto… en estos tiempos todo es posible. Aunque en ese todo… o en ese cualquier cosa se esconda algún síntoma. No sabría cuál ni ponerle nombre, pero no es un buen síntoma.
Mil gracias, Domingo.
Besicos.