Las miserias de los poetas,
cada paso saltando entre las rocas.
Viviremos el nacimiento de la muerte,
lo inventamos en un momento.
Soy el marino contemplado el mar,
flotando entre la espuma de un poema.
Permaneciendo fiel a mí persona,
perdonando.
Está mañana amanecí
sin el humo de las preocupaciones
que consumen lentamente.
Mis ojos ya no traen la soledad
de un muelle que siente el sol,
ese que siempre pierde su calor
y llora húmedo la partida.
Te has ido de mí en una poesía.
Poeta de la nostalgia,
de las mil palabras exigentes.
Poeta,
tu miseria es la misericordia
de los versos de otros.
A nadie le gusta que recorras la brisa
sin acariciar el amanecer
de una palabra hermosa.
Esa es tu miseria,
saber amar
más de cómo aman otros.
Sonreír buscando el soldado
que defiende un texto
y encontrar el amor.
El poeta sabe que es el amor,
y lo deja para beber una copa de dolor.
Su miseria es su don,
y el don no lo deja
y lo levanta del mismo tiempo
y el suelo frío.
El amor del poeta es un regalo
del mismísimo Dios.
Maquinista Mute amoroso.
