Podré olvidarme de los nombres
abandonarme sin permiso, la palabra
pero tu voz
-incunable en mi memoria-
volverá a mí como los mirlos
en este abril siempre expectante
fiel a su cita con la historia;
aquella que escribimos cuando niños,
perenne en los troncos de los árboles…
…Como si acaso se tratara
de la sutil inocencia del pasado;
de las hojas aún no escritas
de este libro de nosotros.