Zenón le dijo a Riemann:
allende de este mundo
tu suma se aproxima…
si quieres ver el área
trasciende la barrera,
hacerlo está a tu alcance;
¿acaso el rey Aquiles
no gana la carrera?:
¿si sabes que en el círculo
se encuentra cuadratura,
no intuyes que el cuadrante
resguarda curvatura?
Y así responde Riemann:
cuadrar la curvatura,
Arquímedes lo ha hecho;
y andar camino inverso
tú dices que es posible,
¿de dónde ese derecho,
lo tengo porque el área
comienza mi supuesto?
Exacto −dice el otro−:
a todas esas sumas
les sirve de rectora:
¿a dónde caminaran
sin ver a su señora…?
serviles las vasallas
son diestras analistas,
mas regia soberana
−con síntesis altruista−,
olvida la manzana
y las plasma entre su lista.
Ya luego canta Riemann:
¡Ay querida suma,
del cielo las saetas
a ti te han de alcanzar;
olvidas tu provecho,
te glorias con amar!
Es cierto que tu andar
es sólo aproximado,
mas mira con cuidado:
¡él sabe a donde va!,
¿no ves que va cantando?:
«Te ofrendo ya mi vida,
¡oh fórmula integral!»